ESTRÉS O ANSIEDAD

¿Cuál es la diferencia entre estrés y ansiedad?
Esta es una cuestión muy común, ya que se trata de dos fenómenos diferentes que tienden a confundirse. A veces, puede resultar muy complicado identificar si estamos sintiendo estrés o ansiedad. En el artículo de hoy aclaramos todas tus dudas.
Hoy en día muchos de nosotros vivimos el estrés como algo habitual en nuestras vidas.
El estrés es un proceso de adaptación al medio que ocurre cuando una persona no posee (o piensa que no posee) las habilidades, las capacidades o el tiempo suficiente para poder afrontar una situación concreta. Por tanto, se produce un desajuste entre una demanda específica y los recursos para afrontarla. Por ejemplo, cuando he de entregar un proyecto y evalúo que el tiempo del que dispongo no es suficiente. A este estrés se le conoce como estrés agudo. Se trata de un estrés que es intenso, pero puntual. En este caso, el estrés nos va a preparar para actuar y salir adelante. Se trata de un estrés adaptativo que nos va a permitir afrontar con éxito esa demanda.
No obstante, existe otra forma de estrés, denominada estrés crónico, que consiste en una respuesta que se mantiene de forma prolongada en el tiempo. Por ejemplo, personas que sufren el síndrome del trabajador quemado, las personas que presentan depresión por periodos largos de desempleo, personas que tienen graves problemas económicos y/o familiares, etc. Las causas de este tipo de estrés pueden ser múltiples, pero lo que le caracteriza es que estas situaciones son prologadas en el tiempo porque no se resuelven.
El estrés crónico es un trastorno poco diagnosticado y al que no solemos dar demasiada importancia, pero que a largo plazo puede originar graves problemas de salud como alteraciones del sueño, pérdida de memoria, migrañas, empeoramiento del estado del sistema inmunológico, depresión, aumento de la tensión arterial, dolores abdominales frecuentes, contracturas musculares, cambios importantes en el estado de ánimo y/o alteraciones de comportamiento como desordenes alimentarios o disminución del deseo sexual.
Los sucesos estresantes forman parte de la vida, y aunque en muchas ocasiones no podemos modificar las circunstancias, si podemos tomar distintas medidas para reducir su repercusión. Para ello, debemos identificar cuál es la fuente de estrés e intentar cuidarnos físicamente y emocionalmente ante esas situaciones estresantes.
Por otro lado, tenemos la ansiedad. La ansiedad es una reacción emocional y fisiológica de alerta ante una amenaza real que nos preparara para afrontar situaciones peligrosas de dos maneras: escapando o luchando. La ansiedad nos ayuda a pensar mejor y a movilizarnos más rápido. Por tanto, al contrario de lo que mucha gente piensa la ansiedad no es mala. Mas bien todo lo contrario, es un mecanismo natural, funcional y adaptativo que no representa ningún problema de salud.
Si la ansiedad es buena, ¿por qué , sin embargo, el término de ansiedad se asocia en muchas ocasiones a un problema?
Tener ansiedad es algo muy diferente a tener un TRASTORNO DE ANSIEDAD.
Examinemos el siguiente ejemplo. María es directora de una importante empresa multinacional y a menudo tiene que viajar en avión por negocios. Varios días antes de coger el avión, su sistema nervioso se dispara: nota mareos, sudores, taquicardia, dolores de estómago, respira con dificultad y no consigue dormir bien porque tiene pesadillas. Además, tiene pensamientos constantes de que el avión va a sufrir un terrible accidente.
En este caso, se puede observar claramente que la respuesta de ansiedad más que resultarnos útil, se ha convertido en un obstáculo que interfiere en la vida diaria y en la salud de María. En este caso, nos hallamos ante una situación de ansiedad desadaptativa y patológica en la que se anticipa un daño o una desgracia.
En estos trastornos, la reacción de ansiedad se pone en marcha ante situaciones que, en principio, no implican ningún peligro o en las que el riesgo es realmente escaso. Las personas que presentan un trastorno de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos muy intensos, excesivos y persistentes en relación a distintas situaciones. Esto significa que la reacción de ansiedad se dispara innecesariamente. Se trata de una falsa alarma y por tanto, esos sentimientos y preocupaciones son desproporcionados en comparación con el peligro real.
Los trastornos de ansiedad son muy comunes y actualmente existen tratamientos muy efectivos. Con un tratamiento adecuado las personas que lo sufren pueden aprender a controlar mejor sus síntomas y a mejorar su calidad de vida.
Sarah Ghahremani Thomsen