
TRASTORNO DE ATRACONES: EL GRAN DESCONOCIDO
La conducta alimentaria es un componente destacado en la vida del ser humano, un comportamiento complejo que va mucho más allá de la necesidad de nutrirnos. Nuestra alimentación se ve influida por múltiples variables: estilos de vida, pautas, aprendizajes, hábitos, preferencias, conductas, actitudes, apetitos, estados emocionales, etc. Esto nos indica que no se trata de una conducta tan sencilla como pensamos.
Los trastornos de la conducta alimentaria son un tipo de enfermedad mental que en los últimos años ha adquirido una mayor importancia debido a su alarmante prevalencia y sus peligrosas consecuencias. Recientemente, se han escrito muchos libros, se han publicado muchos proyectos y se ha difundido mucha información acerca de la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. Estoy segura de que estas dos patologías os suenan y es muy probable que alguien cercano a vosotros haya sufrido una de ellas. Pero, ¿conocéis la enfermedad de pica, el trastorno de rumiación, el trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos o el trastorno de atracones? Todas estas patologías pertenecen también a las categorías diagnósticas de los trastornos de la conducta alimentaria.
Pues bien, hoy el tema se va a centrar en uno de estos trastornos, ya que aunque es menos conocido que la anorexia y la bulimia en nuestra sociedad, es de igual o incluso mayor prevalencia, y este es el trastorno de atracones.
Este trastorno se caracteriza por la presencia de episodios recurrentes de ingesta compulsiva. En cada uno de esos episodios, la persona ingiere una cantidad de comida muy superior a la que la mayoría de personas comería en ese mismo tiempo.
Además, otra de las características es que debe haber una sensación de falta de control, es decir, la sensación de que no se puede parar de comer o de que no se puede controlar la cantidad de comida que se esta ingiriendo. Por lo general, después de esas ingestas las personas experimentan un fuerte sentimiento de culpa y mucha vergüenza, por ello estas ingestas suelen realizarse en soledad.
Es muy importante comprender que estas ingestas compulsivas no responden a una sensación de hambre, sino que suelen estar relacionadas con situaciones de malestar, de ansiedad y de inestabilidad emocional.
El trastorno de atracones comparte algunas de sus características con la bulimia nerviosa, como por ejemplo los episodios de atracones, la sensación de pérdida de control ante la ingesta excesiva de alimentos y el malestar intenso asociado a ingerir mucho más rápido de lo habitual. Entonces, ¿en qué se diferencia el trastorno de atracones de la bulimia nerviosa?
Pues bien, para que no haya ninguna duda ni confusiones, a continuación os muestro las dos diferencias principales entre estas dos patologías.
BULIIMA NERVIOSA
TRASTORNO DE ATRACONES
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SI se realizan conductas compensatorias inadecuadas para controlar el peso corporal: ejercicio en exceso, vómitos, uso de laxantes, etc.
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La persona tiende a subir y bajar de peso en un periodo relativamente corto de tiempo, debido a esos constantes atracones e intentos inadecuados por controlar el peso.
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NO se realizan conductas compensatorias. Siente malestar por lo que se ha ingerido pero finalmente no hace nada por intentar compensarlo.
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Es común que las personas que padecen este trastorno presenten sobrepeso u obesidad, debido a que no se realizan esas conductas compensatorias.
Para que las personas que presentan trastorno de atracones logren establecer una relación saludable con la comida, es imprescindible que busquen ayuda profesional y que sean tratadas por un equipo multidisciplinar (psicólogos, psiquiatras, nutricionistas y médicos) especializado en los trastornos de la conducta alimentaria.
En cada caso se debe diseñar un plan personalizado de intervención ajustado a las características y necesidades de la persona. No obstante, aquí comparto algunos de los objetivos terapéuticos a nivel general que sería importante alcanzar en cualquier caso para lograr el éxito de la recuperación:
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Cuidar la salud y tratar las complicaciones derivadas del trastorno.
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Proporcionar educación y guía alimentaria, poniendo énfasis en la importancia de evitar largos periodos de tiempo sin ingerir alimentos y aprendiendo a escuchar al propio cuerpo y detectar las señales de hambre y saciedad.
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Facilitar recursos cognitivos y conductuales para eliminar los atracones.
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Reconocer el derecho a la diversidad en la apariencia sin discriminar a las personas por el peso o la forma corporal que tengan, fomentando el desarrollo de una autoevaluación personal basada en cualidades internas.
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Favorecer la realización de actividades lúdicas que incrementen su socialización.
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Aprender a reconocer y tratar los miedos que le han llevado a desarrollar el trastorno y bloquean su mejoría.
"El primer paso no te lleva a donde quieres, pero sí te saca de donde estás".
Sarah Ghahremani Thomsen